Muchas veces cuando los pacientes llegan a la consulta con daños dentarios irreversibles y se le explica al paciente que la solución es un tratamiento de conductos, el mismo reacciona con desagrado ante la idea debido a todo lo que se dice de estos tratamientos.
Es común escuchar: ¿Para qué si eso a la larga igual me lo voy a tener que sacar? o ¡No, eso duele mucho!
Si bien es cierto que muchas veces estos tratamientos han mostrado resultados negativos, no debemos generalizarlo como una mala opción de rehabilitación, sino considerar cada caso en particular tomando en cuenta que muchos son los factores que influyen en los resultados, tanto positivos como negativos.
Primero que todo, debemos entender de qué se trata…
Una endodoncia o comúnmente conocido como tratamiento de conductos, es un procedimiento que realiza el odontólogo para tratar las enfermedades que afectan la pulpa dental.
La pulpa dental es el tejido rico en vasos sanguíneos y nervios que se encuentra dentro del diente. Es por esto que decimos que los dientes son órganos, pues son inervados e irrigados.
Cuando la vitalidad del diente se ve amenazada o afectada directamente, un tratamiento endodóntico es lo que se indica.
Causas que pueden afectar la vitalidad de la pulpa dental:
- La principal causa es la invasión bacteriana por caries.
- Así como también causas térmicas, químicas y mecánicas, como la fractura dental.
Una vez que la pulpa está infectada o necrótica (muerta), debe tratarse de inmediato, ya que este proceso infeccioso se instala en el ápice del diente (la punta de la raíz) formándose un absceso y diseminándose a los tejidos circundantes. A este proceso se le llama “pulpitis”, lo cual no es más que la inflamación de la pulpa ante un estímulo nocivo.
La pulpitis puede presentarse de forma “reversible” o “irreversible”.
La pulpitis reversible es una respuesta marcada de sensibilidad ante cambios térmicos, especialmente al frío, manifestando dolor que cesa una vez se retira el estímulo. Si no se recibe tratamiento en esta etapa, esta pulpitis puede volverse “irreversible”.
Cuando el paciente presenta una pulpitis irreversible, manifiesta un dolor espontáneo, es decir, no necesariamente lo produce un estímulo externo, y es normal que no ceda con el consumo de medicamentos analgésicos. En estos casos, no hay marcha atrás.
Ante un caso irreversible, el tratamiento no es más que la “pulpectomía”, la cual consiste en la extirpación completa de la pulpa del diente.
El tratamiento completo no siempre puede realizarse en una sola sesión ya que conlleva una secuencia de pasos.
- Primero se realiza la apertura del diente en una determina forma para poder localizar los conductos de las raíces.
- Una vez localizados, se procede a realizar la extirpación de la pulpa con materiales e instrumental especial.
- Luego se irriga y se seca para limpiar bien la zona y a ensanchar los conductos para poder crear un espacio óptimo que recibirá el nuevo material de relleno.
- En los casos en los que se requiera de más de una visita, se restaura el diente de forma temporal para protegerlo y evitar que se contamine.
- En la siguiente visita, se retira el material de restuaración temporal, se prepara la zona y se obturan los conductos y la cámara pulpar (porción de la corona del diente que también aloja tejido pulpar).
- Una vez obturados, se verifica que no queden espacios muertos que pudieran contribuir a una contaminación a corto o largo plazo.
Es sumamente importante que el odontólogo sea muy meticuloso durante estos pasos, ya que son procedimientos de muchos detalles que requieren de especial atención para garantizar éxito en el tratamiento y evitarle al paciente las malas experiencias.
Una vez que culminado, se procede a una de las partes más importantes de este procedimiento: Restauración definitiva.
Muchas odontólogos consideran que la restauración dependerá del grado de destrucción de la corona. Si la corona presenta una buena estructura, entonces la opción sería una restauración con resina dental o composite; mientras que si hay una destrucción moderada, deberá restaurarse protésicamente a través de una corona confeccionada en un laboratorio que será cementada en el diente, devolviendo función y estética, así como resistencia para ofrecer longevidad al tratamiento.
Mi opinión como odontólogo general, es que todo diente tratado endodónticamente debe ser restaurado con una corona, ya que una vez que el diente pierde el tejido pulpar, pierde su vitalidad, y por ende, deja de nutrirse, debilitándose progresivamente, haciéndose menos resistente a las fuerzas masticatorias.
Considero que una de las principales causas de fracasos en endodoncia, se debe a una restauración deficiente.
Otro aspecto MUY IMPORTANTE es el tema del dolor.
Muchas personas le temen a estos tratamientos porque lo consideran doloroso.
Algo que siempre le digo a mis pacientes es que deben tener mucha paciencia. No pretendo decir que el tratamiento no puede tornarse un poco incómodo al principio, pero son procesos que se realizan bajo anestesia local, lo cual evita el dolor al paciente.
En caso de ser necesario, el paciente puede recibir una medicación con antibióticos y analgésicos previos para lograr un campo óptimo para el tratamiento.
En resumen, un tratamiento de conductos no siempre será la opción indicada, pero muchísimas veces sí lo es, y si se lleva a cabo de manera ordenada y meticulosa, prestando atención a los pequeños detalles que se requieren y restaurando protésicamente, podremos darle al paciente garantía de salud y longevidad.
¡Trabajando con responsabilidad obtendremos los mejores resultados!
Gracias.
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Mónica Quesada Odontólogo General